El paño socio-productivo en el habitar rural
Transformaciones espaciales en torno a la temporalidad.
“La ruralidad ha sido tradicionalmente definida, en función de la dispersión poblacional por área geográfica, o por la preeminencia de la agricultura como actividad económica.
Habitar en lo rural se contrapone a habitar en lo urbano, mientras la ciudad tiene correspondencia con la necesidad de consumir productos y servicios, lo rural se asocia a la necesidad de generar dichos productos.
Dejando de lado la ciudad (entendiendo que se plantea de manera descriptiva para compararla con lo rural) cuando hablamos de habitar rural y nos situamos en el territorio y podemos declarar dos cosas:
1. El habitar rural esta asociado principalmente a la producción primaria.
2. El habitar rural también esta asociado a economías de subsistencia, debido entre otras cosas a factores culturales y a la lejanía con las concentraciones de servicios e infraestructuras. La gente debe elaborar sus propios insumos y debe moverse hacia los servicios. Todo esto en el territorio, por lo que el habitar en lo rural, es habitar en lo disperso.
El soporte del habitar en el campo es la vivienda rural, donde se trabaja y habita a la vez. Es a partir de aquí, donde se empiezan a manifestar los fenómenos de transformación del espacio en torno a esta infraestructura, que responden a la diversidad de usos en el tiempo, es decir a las temporalidades en torno el habitar familiar y al trabajo de la tierra con fines productivos.
El trabajo en el campo, no es un proceso continuo y en cada etapa existen tiempos de de preparación: de un terreno, de labranza, de cosecha etc. que en definitiva son los que determinaran los limites que adquiere el espacio de la vivienda. Entonces, producir en lo rural es producir en la temporalidad y en continua transformación.
Es por esto que los programas en el habitar rural no son estables, crecen, se intersectan con otros, se extienden o contraen dependiendo del estado del proceso productivo y la vivienda en el campo se ve mayormente afectada por dichos procesos.
Es por esto que mi interés radica en la convergencia de formas de habitar el territorio rural: el habitar de subsistencia sumado a la producción.
Aquí entra la figura del inquilino (quien subsiste), los trabajadores temporales y el propietario del terreno.
Estos actores se mueven en un contexto físico entendiendo como paño el total del terreno y donde se dan la mayoría de las relaciones entre ellos.
Se puede subdividir el paño de terreno en dos partes:
1. El paño Familiar que es el área donde se desenvuelve el inquilino y su familia, donde expande su vivienda y desarrolla una forma de habitar que tiene que ver con la subsistencia.
2. El paño productivo, que es la zona explotada del terreno que genera ganancias para el dueño y del cual el inquilino esta a cargo. En este sistema de habitar rural aparecen los trabajadores temporales que conformarían un tercer paño que llamaremos socio-productivo, que alcanza al paño familiar y al paño productivo.
Al aparecer este tercer escenario, el paño familiar, a través de la vivienda rural, modifica sus espacios, se transforma, crece y se estira para responder a las nuevas demandas y resguarda algunos de sus recintos para no perder su condición de vivienda.
Lo anterior es temporal, por lo cual es un sistema cíclico, en otras palabras, el paño familiar prevalece cuando la labor en el paño productivo esta detenida y luego el paño productivo es prioridad, al comenzar la temporada de trabajo. Con esto se activa el espacio socio-productivo, que también conlleva la utilización de infraestructuras precarias y la relación directa, en algunos casos, con la vivienda del inquilino.
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